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Pronosticaron el hundimiento de nuestro barco
Dos desprolijos e imbéciles poetas
Por lo que nos encerramos en el baño de un bar sin
nombre
Y sobre la pantalla de tu celular astillado
Estiramos con fuerza la cuerda endeble que mantiene
a las horas
Cómo trenes de descarga sin rumbo
Atascados por besos descoordinados
Y una marea inamovible de personas.