‘’Pregunta si quiero algo más yo quiero todo el tiempo pero me voy ya me voy ya me fui.’’ Gonzalo Curbelo. Ante los ojos de Dios era Gonzalo Ramírez (así lo bautizaron en la parroquia Nuestra Señora del Huerto y San José debido a una confusión del cura), en su cédula de identidad marcaba que su nombre real era Gonzalo Curbelo, pero muchos, por no decir todos, lo conocíamos simplemente como Tussi. O Benito, o la mente maestra detrás de los posteos rebosantes de humor lacónico e inteligente que aparecían en el blog ‘’Fuck You, Tiger’’ , ‘’Dragon Lieder’’ y posteriormente en su cuenta de Instagram. O simplemente por ser el cantante de La Hermana Menor. Nació el 28 de junio de 1969 en el Impasa, barrio de Parque Batlle y falleció el pasado 22 de febrero de 2024 en el barrio de Parque Rodó. Sale de su casa en la calle Gonzalo Ramírez, en un principio a pie, acompañado de su perro Santino y más tarde en una bici. Su tatuaje de Neubauten, gorra y lentes de sol. En la puerta, esqui...
Es imposible dejar la emoción de lado. Se aproxima uno a la figura del cantante como quien se mueve imitando a un ave prehistórica en busca de alimento. Está de este viaje no se sale ileso. Todos somos dioses salvajes. Todos podemos traer nuestros espíritus hasta abajo, si nos sentimos azules. Todos somos dioses salvajes, capaces de empujar el cielo una tras otra vez. Vuelve a estar presente el lago. Ese lago que está en Wangaratta. Bajo un puente donde cruzaban autos, al costado de las vías. Visitado por Cave y sus amigos con sus biciletas. Y a pesar de haber dicho cosas no especialmente buenas respecto a ese lugar donde nació, Wangaratta, hoy en día se arrepiente y vuelve y lo recuerda con mucho cariño. Ese lago es un paisaje bastante significativo en la obra del australiano. Presente en Sad Waters (1986), aunque en un cover también en Muddy Waters (1986). Un paisaje al que vuelve Cave siempre a pesar de haber abandonado Australia como lugar de residencia hace 45 años. ...
Tercer movimiento: Carne. Espacio sideral que no sueña Meteoritos de opio extraviados en las atestadas avenidas donde se vacían los ceniceros en lagos de plomo cristalinos ‘’Mediana claridad exijo para cerciorarnos de que no nos perforarán el ombligo las cuentas, ¿están claras?’’ Desenfundó una squier roja imitación lunar y gracias a un soneto de la princesa esgrimió un arreglo orquestal que cabía en esas seis cuerdas de acero ‘’Estirá la nota’’ El cielo se abría como un océano que se aleja al infinito salvo que la profunda medianoche se hizo eco de salmos y vestiduras y las hojas secas del suelo gritaron como transversales besos de la princesa. Tu cara silenciosa El corredor de luces apagadas una gotera incesante pasa relamiéndose un gato no nos mira No existía el techo y las estrellas nos golpeaban en la frente como un aguacero capaz de asesinarnos mientras con nuestros cuerpos nos protegemos y atrás una radio muerta relata el génesis la resurrección antes de cualquier instante...