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aminoro la marcha cuando voy llegando a esos lugares donde alguna vez fuí feliz
para evitar entrar en el limbo de la desilusión,
que tan bien conozco.
vuelvo, a pesar de las advertencias que me lanza el cuerpo
intentando reencontrarme con aquellas sensaciones que fluyeron por mi sangre
junto al oxígeno,
alguna vez.
Yaciendo en esas mesas, manejadas por los mismos dueños, atacados por la lengua del tiempo
Sobre el cajón de verduras observando las ruinas dislocadas a lo largo de la cuadra,
caras distintas, precios ajustados a las situaciones actuales del continente
y no siento nada por unos instantes, cómo si el movimiento hubiese abandonado el desfile que se despliega por las calles del centro
aunque luego se posa, sin tocar la puerta, una sonrisa en mi mundo
y me dedico a recordar, ahuyentando a la prima hermana de la desilusión, que carga con un dolor más amable
pero que no quise cuidar.
08/02/2023