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Un sonido crocante nos rozó la espalda

Aquella noche en el campo

Llena de estrellas

Mientras vos no parabas de decirme al oído

Que estábamos viendo el pasado

Concentrado sobre nuestro cielo 

Que era el mismo que atestiguaba el camionero

En silencio, atravesando la niebla intrusa en la carretera 

Y lejos la sociedad , también 

 sumida en un sueño colectivo

Bloqueando las posibilidades infinitas

Y nosotros de la mano, ambos sosteniendo tu vestido blanco

Para que no chocara contra la maleza 

Cuando distraída ibas fumando un cigarrillo aplastado

Obviando aquello que oficia como obstáculo entre nosotros

Pero no impide que me toques con tus venas

Que es todo tu cuerpo

Bajo un manto comprimido 

Cruzando el lago

Repleto de luces

Que no parabas de decirme, en voz baja

Estaban muertas.

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