El Verbo se hizo carne
Tercer movimiento:
Carne.
Espacio sideral que no sueña
Meteoritos de opio
extraviados en las atestadas avenidas
donde se vacían los ceniceros
en lagos de plomo cristalinos
‘’Mediana claridad exijo para cerciorarnos
de que no nos perforarán el ombligo
las cuentas, ¿están claras?’’
Desenfundó una squier roja imitación lunar
y gracias a un soneto de la princesa
esgrimió un arreglo orquestal
que cabía en esas seis cuerdas de acero
‘’Estirá la nota’’
El cielo se abría
como un océano que se aleja al infinito
salvo que la profunda medianoche
se hizo eco de salmos y vestiduras
y las hojas secas del suelo
gritaron como transversales besos de la princesa.
Tu cara silenciosa
El corredor de luces apagadas
una gotera incesante
pasa relamiéndose un gato
no nos mira
No existía el techo
y las estrellas nos golpeaban en la frente
como un aguacero capaz de asesinarnos
mientras con nuestros cuerpos nos protegemos
y atrás una radio muerta
relata el génesis
la resurrección
antes de cualquier instante
cualquier respiración.
Cruzamos el pasillo
de la mano, mi amor
algo nos espera
¿No es emocionante esta incertidumbre?
Escupí en tu cara
y me devolviste un humo de miedo
floreciendo como una lenta sobredosis
en tus dientes
y sentí como crecía el fruto
al final del corredor
ya no estaba el gato
y quizás el horror disipó las estrellas
un cartel que prohíbe fumar
otro de salida
tu vestido negro
mi cuchillo chillando en su funda
la criatura saboreando nuestros pasos
como luciérnagas doradas
ahogadas en el Río de la plata
silencio.
La batalla contemplativa es culpa mía
yo te arrastré
yo construí esa radio muerta
y vos me obligaste a conocer el amor.
Mi cuchillo
irrumpe en las catedrales
el lamido de las flores
mi nombre y mi voz
esa criatura no será nada
no entorpecerá el cielo que confeccionamos
noche tras noche
en silencio
atormentados quizás
afiebrados
juntos hasta la / mi irremediable
muerte con aguacero.
Vitreaux pagano.
Hay algo creciendo
asustandome.
Se que ha venido a quedarse
como un lecho de flores
dividiendo el tiempo
vistiendo el traje de la medianoche
disecando el estremecido horizonte.
Mis nervios están cansados
de esperar en la fila
la orquídea azul de Dios.
Avanzo entre noticias del desastre
brisas despiertas
angustias maravillosas
y la sed por un poema
un amor
un espejismo
la bofetada que despierte
el perfume de mi boca
el vitreaux pagano
latiendo en las tinieblas.
Dios después de la medianoche en Bv España.
Voy a comprarme un precioso traje
a las tres de la mañana.
Irrumpir en los puestos de kebabs
volar como un anillo de cenizas hasta la Ciudadela
nombrarte como un sudario
un santo poema
desfilar los pliegues transparentes
de mi traje de dos piezas
aguardando tu ausencia
a los pies de la catedral.
Fumaré amargos desvelos
dialogaré con los descuidados
presentaré mi espada frente a quien ose deambular
por mi infierno musical
por un par de monedas
un cigarrillo plateado.
Hay grietas y agujeros
mi hogar está lejos
el ombú es una hendidura triste
bailando en soledad
te nombraré
a vos
arando mi memoria
en los vientos azules
con los huesos torcidos
y mi traje de dos piezas hermoso
dormido sobre tu sombra.
Navaja de muelle.
Cheques rebotados
orquestas filarmónicas
jornales tranquilos
que dejan tiempo
para infringir la ley.
Un pájaro se desliza
sobre el vómito afuera del bar
suenan los cellos
violines y tambores
estoy llegando
recíbeme
con tu inocencia
toda la noche
hasta que pida el silencio
y tus crucifijos caigan a mis pies
como un rastro lejano
obviando el filo
la sangre y la espuma
el ¡bravo! que ejecuta el público
el beso del que bebo
para no encontrarme solo
en esta ciudad sin trabajo
con más cuerpos apilados
qué llantos sobre el pavimento
más sirenas estridentes
qué billetes desgarrados
bebo al costado de la gramola tiznada
toda la noche
bebo
y no me encuentro más solo
Tango a la orilla
Antes de detenerte
nubes sobre los puentes
un viejo e ilusionado querer
se fue obligada como una quimera
y esta ilusión errante
que de tanto alarde
hoy resuena en una jaula
donde no para de llover
Y por mas que me recuerdes
en nochecitas implacables
ya no vas a detenerte
no me volverás a ver.
Lloraba la Gibson (Tango en Si menor)
Dos notas de Gibson
Les Paul lloraba
el centro sustentando un nuevo amor
la historia del invierno.
Squier con una botella en el mástil
alguien cae en su mesa
luces extraviadas cultivando el salón
de baja calidad, mordían las cuerdas
riff insomne atenuando
el silencio de la audiencia
Irse sin sostenerse
como una enamorada ardiente
como hablando en la oscuridad
lloraba la Gibson
Quién ocupará ahora el centro
Lloraba la Gibson
Quién ocupará ahora el centro
¿Podrías amarme para siempre?
En los andenes iluminados
periferia controlada
por los humanos,
se reflejó la balada
como mundos contiguos.
La niebla azul expuso la perdición
¿podrías amarme para siempre?
bajo la cantora nocturna
la sangre, flores y relojes
burdos
creciendo en los andenes
una textura de luz
ojos abiertos
triste anatomía
jaula del tiempo.