..

 whisky con hielos del glaciar

en un cafetín elegante

dirigido por un tapir andrógino que con suaves ademanes

me alcanza una montañita de servilletas


golpea premeditadamente el cenicero contra la acera invernal

y me lo entrega con las dos manos

el cáliz de vidrio

Entradas más populares de este blog

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Los dioses salvajes.

El Verbo se hizo carne