Relato 2
Su voz era desesperante
Cada imagen de ella que mis ojos capturaban
Era digna de ser aclamada por una multitud sedienta por la estética
No paraba de hablar de los diarios de Anaïs Nin
Y yo bebía de su mundo despacio
No sea cosa que nuestro alrededor nos tome por sorpresa
Y se lleve todo a su paso.